Introducción de la entrevista:
Érase una vez en 1999, en la capital de los estudiantes, -la ciudad con la universidad más antigua de Occidente-, representantes europeos firmaron la Declaración de Bolonia. Se consensuaron seis objetivos destinados a facilitar la movilidad de los estudiantes entre los diferentes países, la homologación de estudios y titulaciones, y garantizar la calidad de los estudios, para conseguir un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). España y Portugal, los únicos países que se opusieron al principio, se han visto obligados a ponerse las pilas para no quedarse atrás y aplicar la reforma en un tiempo récord.
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