26 febrero 2009

El ajuste medológico y de la evaluación para garantizar el desarrollo de las competencias

Llegó el nuevo currículum, en 2007 y, a mi pesar, constato que el proceso de cambio, adaptación y renovación está siendo muy lento, demasiado lento para mi gusto. Me preocupa si estamos intentando desarrollar competencias en los alumnos, si la nueva ley se va a quedar en agua de borrajas o si seguiremos anclados en una escuela cada vez más alejada de la sociedad, de los propios alumnos y sus necesidades.

Quiero reflexionar sobre dos aspectos vitales para que el trabajo por competencias llegue al aula y promuevan un cambio que es prioritario.




Metodologías o cómo me organizo el aula: Formas de trabajo que favorezcan el desarrollo de competencias. Una manera:

Aprendizaje cooperativo (colaborativo?)


Imagen del blog TIC en educación básica.

Este curso he tenido la oportunidad de conocer más sobre este tema y me ha resultado revelador. He sido de las que, como muchas, he puesto a mis alumnos a trabajar en grupo, consciente de las ventajas de esta forma de agrupamiento. Pero, y eso lo he sabido ahora, no era un planteamiento estructurado, con claros roles en el grupo, con proceso de auto, co-evaluación… Era una propuesta intuitiva que, aunque me satisfacía más que la clase magistral (¡mira que me aburre!) era consciente de que le faltaba “algo”.

Creo que es un modo de trabajo sin el que las siguientes competencias no se desarrollan o lo hacen deficientemente en el ámbito escolar:

-Competencia de comunicación lingüística, sobre todo, en el ámbito de interacción oral.

-Competencia social y ciudadana
- Competencia de aprender a aprender
-Autonomía e iniciativa personal

Algunas de estas competencias no tienen asignado un “área” (si bien aparecen en ellas, en los criterios e indicadores) y corren el peligro de quedar relegadas porque la manera de trabajo más extendida no favorece que se puedan desarrollar. Por eso creo que aprender sobre el trabajo cooperativo (y llevarlo a práctica) es fundamental a día de hoy. Debería de ser prescriptivo trabajar así, puesto que también lo son las competencias desglosadas en cada área en la que se ha organizado el currículum. Esto es importante. No son prescriptivos los contenidos, son las competencias. Han de ser el objeto (el eje) de nuestras programaciones, forma de agrupamiento, evaluación…

Otro aspecto que no podemos olvidar, y que exige formación-reflexión, es el de la evaluación. Las competencias no se pueden evaluar con instrumentos que miden la consecución de objetivos mayormente conceptuales. Sin un cambio en la manera de recoger datos para evaluar, sin adaptar los instrumentos, estaremos midiendo lo mismo que antes y, no evaluaremos el nivel de desarrollo de las competencias, con lo que éstas pierden todo su valor. (Lo que no se evalúa, se devalúa). Recordemos además, que las evaluaciones de diagnóstico se esfuerzan en evaluar competencias (a veces algo difícil por el soporte y la manera en que se realizan las pruebas)
Ambos, los cambios en las estrategias metodológicas y en los procesos de evaluación son el siguiente gran reto, después de que, más o menos, conocemos en qué consisten las competencias. Sin este segundo nivel de desarrollo, todo puede quedar en buenas intenciones o en un papel, que cubra lo que la administración nos solicita (como pasó en muchos casos con los PCCs de la LOGSE) y no mueva un solo cimiento de la práctica de los centros. Para mí, en la actualidad, sería más grave este hecho que otras épocas: los cambios son cada vez más rápidos y la escuela se queda cada vez más atrás, privando a los alumnos/as de unas herramientas que les van a ser imprescindibles en su desarrollo personal, profesional y como ciudadanos.

Cambiemos, poco a poco pero sin pausa, sin nostalgia del pasado y sin intentar que otros (administración, familias, alumnos, sociedad…) se adapten a nosotros…

Recursos:

1 comentario:

Guida Al·lès dijo...

Totalmente de acuerdo, Berta. Gracias por el artículo y los enlaces.

Guida